Inteligencia artificial, aliada en la lucha
contra el cáncer de mama
Cada año se diagnostican millones de nuevos casos de cáncer de mama en el mundo, y la detección temprana sigue siendo la clave para mejorar el pronóstico y las posibilidades de curación. Hoy, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una aliada indispensable para los médicos y especialistas en imágenes, ayudando a identificar lesiones con mayor precisión y en etapas más tempranas.
Lejos de reemplazar la experiencia médica, la IA actúa como un apoyo que analiza grandes volúmenes de información en segundos, detecta patrones imperceptibles para el ojo humano y ofrece una segunda opinión confiable. Estas son algunas de las formas en las que está transformando el diagnóstico del cáncer de mama:
1. Diagnósticos por imágenes más precisos
La inteligencia artificial se aplica hoy en mamografías, tomosíntesis y ecografías para mejorar la calidad de la interpretación médica. El software analiza cada imagen, compara patrones con miles de casos previos y destaca áreas sospechosas, ayudando al radiólogo a detectar lesiones que podrían pasar inadvertidas, especialmente en mamas densas.
En hospitales como el Italiano de Buenos Aires, esta tecnología ya se utiliza como complemento en la ecografía mamaria bilateral, permitiendo clasificar los nódulos según su nivel de riesgo. De esta manera, el médico cuenta con una herramienta adicional que aumenta la sensibilidad y la especificidad del diagnóstico.
2. Mamografía contrastada y resonancia con apoyo de IA
La mamografía contrastada es una técnica innovadora que combina la mamografía tradicional con un contraste endovenoso para resaltar posibles lesiones. Con la ayuda de la inteligencia artificial, es posible analizar cómo la lesión capta ese contraste y definir con mayor exactitud su comportamiento, lo que permite diferenciar entre nódulos benignos y malignos.
En el caso de la resonancia de mama, la IA también aporta valor al identificar áreas de captación anormal o tumores multifocales, especialmente en mujeres jóvenes o con mamas densas, en quienes la detección puede resultar más compleja.
3. Detección temprana y el seguimiento
El uso de inteligencia artificial no solo mejora la precisión del diagnóstico inicial, sino que también facilita el seguimiento de las pacientes a lo largo del tiempo. Los algoritmos pueden comparar estudios previos y actuales para identificar cambios mínimos en el tejido mamario, contribuyendo a una detección más temprana de recurrencias o nuevas lesiones.
Además, esta tecnología ayuda a optimizar los tiempos de lectura de estudios, permitiendo que los especialistas se concentren en la toma de decisiones clínicas y en la atención personalizada de cada paciente.
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